ECOS DEL PASADO
Un murmullo se escucha de nuevo entre las formas cambiantes
del bosque. Como las luces que brillan entre los troncos oscuros, pronto se desvanece
en la espesura.
Estoy sola en un mundo lejano y extraño, respondiendo a una señal de socorro perdida en el espacio, en los confines de lo desconocido. No sé qué ha ocurrido, pero cuando recibí la llamada supe que debía acudir. Entre las interferencias del mensaje, pude distinguir la voz de una niña.
Está amaneciendo en la lejanía. Un astro colosal se eleva sobre el horizonte azulado, mientras las últimas estrellas de la noche se apagan. Sobre mí, las ramas verdes de los árboles escalan hasta un cielo vasto e inmenso. Cada vez que lo miro, me invaden sentimientos confusos, imposibles de explicar con palabras.
La señal está cerca, cada vez es más intensa. Delante de mí, el follaje se hace menos espeso, los árboles se separan. Salgo al claro, la luz me inunda.
Hay un lago en el bosque, un pequeño mar entre los árboles. Sus aguas son poco profundas, la superficie brilla tranquila.
Cerca de la orilla afloran los restos de una pequeña nave. Está cubierta de maleza, como si llevase mucho tiempo allí. La cabina está sumergida y el agua entra por uno de los costados.
De pronto, apenas un instante, imágenes difusas pasan frente a mis ojos. Me detengo, insegura.
"Estoy dentro de una nave, vuelo sobre los bosques. Hay dos personas en la cabina, no alcanzo a distinguir sus rostros. El fuego brilla en el cielo nocturno, vamos demasiado rápido. Estamos sobrevolando un lago, el lago del claro."
Abro los ojos de golpe, me siento débil. No sé qué me ocurre, pero no quiero acercarme más a la nave. Sin embargo, la señal sigue sonando, insistente.
La voz de la niña vuelve a escucharse en mi cabeza. Puede que siga dentro de la nave, puede que aún esté viva. Tengo que entrar.
Con pasos vacilantes, me acerco a las aguas. Una parte de mi se resiste a entrar, quiere alejarse de la nave, tiene miedo.
A mi paso, las pequeñas esferas de luz que flotan sobre el lago se apartan. El silencio que reina en el claro es absoluto, sólo se escucha el murmullo del agua.
"Me hundo dentro del
lago, las esferas ascienden como burbujas hasta la superficie. Desde abajo veo
la silueta de la nave, que arde con grandes llamas violetas. El humo oscurece
el claro. El agua está fría, me estoy ahogando, no puedo hacer nada. El aire se
me acaba, se me nubla la vista."
Salgo del agua, jadeante. El agua me cae por el cuerpo, y el sol está cada vez más alto en el cielo, la luz es dorada y verde entre los árboles. El corazón me late con fuerza mientras todo sigue sumido en la calma, los restos de la nave permanecen inmóviles. No comprendo las visiones que me persiguen, quiero salir de este planeta extraño.
Me detengo de pronto, conteniendo la respiración. Una luz llega desde el interior de la nave, hay alguien dentro. Me encaramo al morro de la nave, aparto los restos del fuselaje destrozado. Entre las máquinas se mueven pequeños peces, el musgo crece en las paredes. La cabina está vacía, una puerta conduce a la bodega. En el fondo, un tenue destello rasga las sombras.
El pasillo está oscuro y húmedo. El agua arroja formas extrañas sobre las paredes, hay ecos apagados entre el metal.
"La nave entera se estremece, el humo cubre la bodega. Alguien sale de la cabina, viene hacia mí. Es una mujer, y está herida. Pero sonríe y me abraza, hundo la cabeza entre sus cabellos claros. Me protejo del fuego y el miedo."
Las gotas de agua caen del techo, fuera luce el sol. No sé cuál es la realidad y cuál la ilusión, sólo quiero llegar hasta la bodega. Escucho la voz de la niña.
Me apoyo en la puerta, sin fuerzas. No hay ninguna luz, todo está oscuro.
Hay algo en el suelo, flotando en el agua. Una muñeca.
La señal procede de ella, las manos me tiemblan cuando la recojo.
"Mi madre coloca algo
entre mis manos. Es la muñeca, mi muñeca. Nos han atacado, la nave ha caído en
un planeta desconocido. Tira de mí, debo salir de aquí. El fuego está por todas
partes.
El agua está fría, me hundo entre las esferas de luz. Algo me agarra, salgo del lago. Mi madre tiene lágrimas en los ojos, me empuja hasta el bosque. Me pide que corra, que vaya lejos. Junto a las llamas violetas de la nave, mi padre lucha entre la oscuridad."
Las memorias me abandonan poco a poco. Vuelvo a la realidad, avanzo lentamente por el pasillo. Cuando comprendo todo, salgo de nuevo a la luz del día.
El dolor de aquellos momentos terribles enterró mis recuerdos en lo más profundo de mi mente. Nadie me habló nunca del día en el que mis padres murieron, jamás supe lo que realmente ocurrió. Hasta hoy, cuando encontré una señal perdida en la inmensidad del espacio, tanto tiempo después. La niña pequeña que llamaba a su madre entre los árboles era yo.
Alto en el cielo cuelga el gran astro rojo que fui incapaz de reconocer. La bodega estaba vacía, no había ninguna luz. Aún después de saber la verdad, sigo sintiendo las dudas dentro de mí.
¿Quién volvió a enviar la señal de socorro? Ni siquiera ahora sé si realmente la recibí… quizás fue esa niña pequeña encerrada dentro de mí quien me guió hasta este planeta perdido, tanto tiempo después.
Copyright © 2011 Relatos y Música. Todos los derechos reservados.